viernes, 28 de mayo de 2010

Mi prision

Me llaman preso, esclavizado,
dicen que no conozco la libertad.
Me dicen loco, desesperado,
psicópata y demás...
Cubren mi mente cadenas negras
que brillan
opacando todo a su alrededor,;
grandes puertas de acero
fundido entre diamantes
con el calor de los sueños;
indestructibles muros adornados
con tejidos de arañas y otros insectos
que lloran conmigo mis penas, mis problemas.

Las brazas mas calientes
se consumen en mi interior
intentando derretir
el hielo que cubre mi corazón,
iluminando el camino
que me llevará a encontrar
entre los escombros de mi vida
una salida,
un tunel,
ese reposo que sanará mis heridas.

Preso,
encadenado a mi cuerpo,
mi espíritu quiere salir
conocer la realidad
fuera de la inmortalidad.

Velas...
veo velas,
pequeñas luces que emanan
segundos de calor
entre el frio intenso de mi prisión.

El aire se agota,
los muros se cierran cada vez más,
comienzo a sentir sofocante dolor
y lo que antes era odio
ahora es temor.
La claustrofobia ha comenzado,
creí por un momento
que jamás llegaría,
por un instante sentí
que jamás moriría
y que no tendría miedo de nuevo.

Lucho desesperadamente
por un poco de aire,
no puedo respirar,
pronto dejaré tambien de ver,
oir,
sentir,
hablar...

Ahora caigo
mi cuerpo cede,
mi jaula se desvanece
y no soporto mi peso,
poco a poco caigo,
mi cuerpo recorre el vacío
que se encuentra entre mi sentir
y el frío suelo,
siento como cada uno de mis dedos
se entumen,
se secan,
la sangre de mis venas cristaliza
mis movimientos;
se quema,
y su vapor se puede ver
saliendo por los poros de mi espalda
mi cabeza golpea el piso...

... Y el preso se ha liberado...

KRACHT VAN WIJSHEID

No hay comentarios:

Publicar un comentario