martes, 25 de agosto de 2009

Regresando a escribir un poco mas acido o valiendo mas verga.. el tiempo lo dira

VUELVO A ESCRIBIR
TAL VEZ POR NECESIDAD, 
TAL VEZ POR QUE LOS DIAS VUELVEN A SER UN POCO VACIOS
QUIZA POR QUE LA NECESIDAD DE LLORAR SE VUELVE RENUENTE
Y RECURRO COMO SIEMPRE A LA PALABRA ESCRITA 
QUE ES LA MEJOR MANERA QUE CONOSCO 
DE DISPERSAR EL MIEDO QUE ME INVADE POR LAS NOCHES Y QUE COMO ES HABITUAL NO ME  PERMITE DORMIR
CUESTION CONTRADICTORIA PUES HACE TIEMPO KE MIS FANTASMAS NO ME VISITAN
TAL VEZ YA SE RESIGNARON O TAL VEZ EN VERDAD ME VOLVI UN POCO MAS DURO Y MAS FRIO EN MI AUSENCIA
ES LO QUE DICEN...
PONIENDOLO EN PERSPECTIVA ES UNA ESTA ENTRADA ES UNA INTRODUCCION A DIGAMOS LA SEGUNDA TEMPORADA DE ESTE BLOG 
ME DIUN DESCANSO PARA LAS VOCES DE MI CABEZA
PERO AL PARECER ESTA NOCHE VUELVEN A DICTAR LAS COSAS KE NO ME ATREVO A DECIR
SI MOJIKA SINO TE GUSTA ESTO ME VALE VERGA JAJAJAJA ES UNA ACLARACION LITERARIA
NUEVOS PROYECTOS
NUEVOS ANUNCIOS
NUEVOS ESCRITOS

MI PLUMA UN RETRATO EXTREMODURO DE LA REALIDAD TRANSGRESIVO COMO LA MAREA DE MI SOLEDAD MAS ASTUTO KE LOS FITIPALDIS DE LA CARRETERA Y TODOS ENTONADOS POR UN CAMINO DE BALDOSAS AMARILLAS QUE VOMITA SUEÑOS EN LA EYACULACION DE MI CONCIENCIA..... EN LA TIERRA DE OZ


 

viernes, 14 de agosto de 2009

Siendo un ave (parte III)...

Una vez despierto, ya sin ataduras, con el brillo de sus ojos reflejado en el cielo y cualquier indicio de tormenta lejos de su alcance, comenzó a caminar sobre sus pies, descalzos y tímidos ante la firmeza del suelo que tanto tiempo habían anhelado volver a pisar. Paso tras paso, hueya tras hueya, el pequeño gnomo fue dejando su rastro a cualquier depredador que se atreviera a seguirlo.

La afilada daga seguía en sus manos, fría como el hielo de las mas altas montañas, pero a su vez cálida y confortable como el propio sueño que se reflejaba en ella. 

Su conciencia volvía poco a poco. Poco a poco Kracht iba recordando el lugar en el que estaba; antes ya había estado ahi, El Bosque de Northendel era el hogar de miles de extraordinarias criaturas terrestres tanto como de seres voladores que adornaban el aire con sus cantos de mil voces y sus cuerpos de mil colores, árboles y arbustos que cerraban poco a poco el sendero en el que el atolondrado gnomo había estado tendido tantos dias, y una variedad exquisita de plantas frutales y flores comestibles que en pocos reinos se podían encontrar.

Pero el explorador no sentía hambre esta vez, no como en noches anteriores cuando aún yacía en el cesped, esta vez sus necesidades cambiaron, el cansancio se convirtió en ánimo, el miedo se convirtió en excitación y, conforme sus recuerdos volvían a su mente, cualquier necesidad física se convertía en intriga, ¿Quién lo habia desatado?, ¿De quién fue la voz que escucho poco antes de volver a su cuerpo?, ¿Qué era y que significaba el arma que empuñaba y que hacía que una sensacion de poder recorriera desde la punta de sus dedos hasta lo mas alto de su frente?.

Una vez adentrado en el bosque, Kracht decidió volver la vista atrás, guardar la daga en el cinturón que aun sujetaba sus viejos y raídos pantalones, y hablar en voz alta para agradecer a aquel amable ser que le salvó de su tormento, que lo sacó de su castigo provocado por la envidia de sus enemigos.

- Gracias... - Dijo el gnomo al viento con su áspera voz, que corrio por su garganta en un rugido como el que emite un instrumento musical despues de haber estado arrumbado mucho tiempo, seguro de que su redentor le escucharía. - has salvado mi vida.

El viento comenzó a soplar cada vez mas fuerte, y a sus oídos llegaron palabras, apenas perceptibles para un oido poco entrenado, pero muy claras para un explorador experimentado como él "Estás perdonado...", y de nuevo el gnomo sintió como sus pies se levantaban del suelo, vió su cuerpo, aún tendido en el cesped, amortajado en sus ropajes rotos rodeados por una larga cuerda. 

Y, siendo un ave... Voló...

FIN.

- Kracht Van Wijsheid. - 

martes, 11 de agosto de 2009

Siendo un ave (parte II)...

Mientras su cuerpo seguía tendido en la hierba, dormido mas por desesperación que por cansancio, su mente viajaba hacia lo mas profundo del reino buscando respuestas a su castigo. En el bosque apenas caía el sol hacia el ocaso, pero en su mente la luna nueva cubría con sombras todo lo que a la vista se alcanzaba a apreciar. Volaba lentamente con el viento golpeando su rostro y secando las lágrimas de sus ojos; se vió pasar por los cielos de su aldea, adentrándose en el bosque aledaño camino hacia la montaña de fuego.

Un brillo en la tierra a las faldas de la montaña llamó su atención, y sintió la necesidad de bajar a revisarlo. Cuando pisó tierra vió en el suelo una daga que brillaba como si la luna llena arrojara su reflejo con fuerza contra ella, se acercó al objeto y lo levantó en sus manos, sintió un poder que emanaba de la pequeña arma y cubría cada centímetro de su incorpórea esencia. Un dolor fuerte en la espalda se apoderó de el, cayó al suelo y pudo sentir como las ataduras en su cuerpo se aflojaban, pensó en volver al atardecer de la realidad, pero se contuvo sitiendo cada vez mas fuerte el poder del artefacto que cargaba entre sus manos.

Apretó la daga con toda la fuerza que le quedaba, tensó las piernas para levantarse y volteó la mirada hacia el negro cielo, en donde apenas se veían brotes del brillo de las estrellas, intentó gritar pero de su boca solo escapó un ligero chillido que ni el mismo alcanzó a percibir. Suplicaba para sus adentros que su noche no terminara, que la luna, su madre, aún cubierta por el manto obscuro del deray, cuidara de él.

Escuchó a su alredeor una voz tenue y femenina, pero fuerte que le pedía que volviera, sintió en sus oidos un aliento que lo hacia volar de nuevo, sintió en sus manos libertad, en su boca su propio aliento y en su piel la hierba, y sentía cada vez mas fuerza conforme se iba acercando a su cuerpo. 

Cuando por fin abrió los ojos sus ataduras ya no estaban, el paño que detenía sus palabras había desaparecido, a su alrededor quedaban unas pocas huellas pequeñas de una criatura que no podía reconocer, y en sus manos sostenía una daga de plata en cuya empuñadura se apreciaba una pequeña inscripción... "estas perdonado..."

Kracht

lunes, 10 de agosto de 2009

Siendo un ave...

Al despertar, seguía ahi, en el mismo lugar, atado, amordazado y buscando entender el "porque" de su dolor. No había nada alrededor de el, no se movían sombras ni luces, no existía sonido excepto el continuo rasgueo de la liana sobre su piel y el profundo suspirar de sus gritos ahogados. Esta vez no intentó desatarse, sabía que sus esfuerzos serían vanos como lo fueron la noche anterior, y las horas que le precedieron.

El fuego solar asomaba ya sobre las montañas y se abria paso entre los árboles quemando toda la obscuridad a su paso, pero alrededor de Kracht aun no se veian las sombras; en ese claro del bosque todo era silencio y los recuerdos de días anteriores no llegaban a su memoria. Lo último que recordaba era haber despertado acostado sobre el corto pasto, amarrado, amordazado y sin saber por que.

Brotaron lágrimas de sus ojos una vez mas, y una vez mas cayeron al suelo alejando toda esperanza de salir ileso de ese lugar, no había comido en días, tal vez semanas, desde la primera vez que se sintió recostado en el bosque había perdido la noción del tiempo. Tiempo, un término tan relativo, el tiempo cura los males, sana las heridas, y de esa manera se convierte en tu mejor amigo; el tiempo trae vejez, debilidad, y asi se convierte en tu peor enemigo.

Intentó volver a dormir, esperando que mañana sus ataduras fueran liberadas y en su ultimo suspiro se alcanzó a escuchar "lo siento..."

Kracht.

domingo, 2 de agosto de 2009

Cuando mi carcel duerme

Caminos que las estrellas tatuan sobre mi piel;
sentenciados en la corte que no pude detener.
En el tiempo que, la vida, de mi lado apartó,
suturando las heridas que se quejan al dolor.
Un lienzo sobre mi espalda, obras de arte para ti,
parael filo de mi espada no ha sonado mi latir.

Caminos que por mis huellas se va dejando al mar,
a las olas que tu risa que  hace a mi piel cantar.
Medio vaso se ha qebrado, deja caer el alcohol,
que no corre por mi sangre pues olvida su sabor.
Las avispas han tomado la miel de los hormigueros,
donde solo los mapaches alimentan su tormento.

Caminos que sigo pensando en el ayer,
distantes y hastíos al sabor que no sabe saber.
Diamantes que brillan explicando mi querer,
en el tono de mis versos, que su música ha de volver.
Quebrantado entre las fijas barras de mi piel
corro y vuelvo aunque no deba volver.

Caminos que cruzo donde no me pueden ver
esos vientos que mi cuerpo muerto quieren absorber.
Y cuando mi carcel duerme se levanta en un suspiro
la humareda de lo vivido, que arrebata mi canción
a mis labios y a mis ojos que nunca pudieron leer
lo que escriben tus palabras con la tinta de un dintel
en el fondo de mi fuerza que no tiene que esconder.

Caminos que mis migas ya no marcan al volver,
que mis manos con tus manos trazan sobre un papel;
todo, un simple laberinto que no puedo resolver
al compás de tu mirada, mi latir, y su desdén.
Cuando mi carcel duerme no se acuerda de mi piel
donde todo sentimiento pasa, rosa, y no se ve...

Caminos que no veo porque la luz es muy corta,
deteniendo mi lucero al crepusculo que brota
de mi mas profundo sueño, de la mas profunda nota
de la musica que sale de mis labios comparando
tu mirada con la luna que nos va dejando rastro.
Y cuando mi carcel duerme puedo verte a mi lado
y sentir todo mi pecho que no pasa de lo amargo...

Kracht.