lunes, 10 de agosto de 2009

Siendo un ave...

Al despertar, seguía ahi, en el mismo lugar, atado, amordazado y buscando entender el "porque" de su dolor. No había nada alrededor de el, no se movían sombras ni luces, no existía sonido excepto el continuo rasgueo de la liana sobre su piel y el profundo suspirar de sus gritos ahogados. Esta vez no intentó desatarse, sabía que sus esfuerzos serían vanos como lo fueron la noche anterior, y las horas que le precedieron.

El fuego solar asomaba ya sobre las montañas y se abria paso entre los árboles quemando toda la obscuridad a su paso, pero alrededor de Kracht aun no se veian las sombras; en ese claro del bosque todo era silencio y los recuerdos de días anteriores no llegaban a su memoria. Lo último que recordaba era haber despertado acostado sobre el corto pasto, amarrado, amordazado y sin saber por que.

Brotaron lágrimas de sus ojos una vez mas, y una vez mas cayeron al suelo alejando toda esperanza de salir ileso de ese lugar, no había comido en días, tal vez semanas, desde la primera vez que se sintió recostado en el bosque había perdido la noción del tiempo. Tiempo, un término tan relativo, el tiempo cura los males, sana las heridas, y de esa manera se convierte en tu mejor amigo; el tiempo trae vejez, debilidad, y asi se convierte en tu peor enemigo.

Intentó volver a dormir, esperando que mañana sus ataduras fueran liberadas y en su ultimo suspiro se alcanzó a escuchar "lo siento..."

Kracht.

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